Alexis Caballero

Oaxaca, 1981

Diablo aceitoso

Las obras de Alexis Caballero, que van de lo figurativo al expresionismo abstracto, vienen de la Mixteca alta, específicamente del Infiernillo San Francisco, porque fue ahí donde este artista plástico creció y de manera autodidacta empezó a hacer sus primeros trazos con lápiz y gis pastel. “Siempre amé colorear y dibujar a mis superhéroes. Recuerdo que en la primaria vendía mis dibujos para ahorrar y comprarme juguetes, golosinas, y para los videojuegos de la esquina”, dice.

Sin embargo, hasta que cumplió 30 años de edad Alexis Caballero decidió dedicarse al arte. En ese momento volcó toda su energía al desarrollo y búsqueda de su expresión, pues para él el arte representa una constante experimentación para dar forma a un idioma espiritual que pueda conmover a otros.

Dos años de estudio de arquitectura y una carrera en psicología contribuyen a la creación de gestos y trazos en sus pinturas, cerámicas, esculturas, collages y grabados, siempre de manera intuitiva y libre, pues desde su punto de vista “uno debe permitirse enloquecer a veces y hacer explosión con esa locura sobre aquello que más nos emociona hacer; dejar que fluya el alma a través de esa puerta y que conecte todo el caos en una armonía particular”.

Como parte de exposiciones colectivas, el trabajo de Alexis Caballero ha llegado a Brasil, China, Cuba, España, Estados Unidos, Francia, Italia y Jordania.

pintura

GRÁFICA

Escultura