La obra de David Camorlinga es el testimonio, la huella sobre la naturaleza llena de significados; una muestra de la condición humana que todo hombre lleva en la vida. Pero todo hombre, como él, que siente su existencia, piensa por sí mismo y trabaja su conciencia. “Mis trabajos son como si tuvieran alma”, dice, ya que son el resultado de la dedicación, sensibilidad y corazón que le imprime a cada uno de sus proyectos.
Con una trayectoria activa que rebasa los 20 años, este artista estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México. Influenciado, en primer lugar, por el fallecido ícono de la arquitectura mexicana, Pedro Ramírez Vázqez, aprendió la mirada de identidad con sus raíces prehispánicas al colaborar con él durante cinco años.
Camorlinga tiene como fuente de trabajo plástico a la naturaleza y la gente, gracias a su profunda observación y a los viajes que realiza alrededor del mundo para aprender de las culturas su sincretismo. Su obra ha sido expuesta en la República Mexicana, Estados Unidos, España y Japón.