Guty y los rostros de sus emociones

En los últimos 10 años, Jesús Hernández Arango “Guty” se ha dedicado a crear personajes. No los pinta por pintar ni para provocar, dice, sino para abrir su conciencia y verse reflejado en ellos. De esta forma, puede estudiarse y trabajar en sus emociones.

“Mi trabajo tiene más que ver con las cosas que a mí me pasan, mi vida cotidiana, mi entorno. La forma en la que puedo hacer que mis sentimientos se vuelvan algo físico es por medio de los personajes. ¿Cómo puedes describir el amor, los celos…? Si les pones un rostro es muchísimo más fácil entenderlos, porque el rostro es el lenguaje más universal de los sentimientos”, explica.

La primera vez que Guty conectó con sus personajes entró en un estado de trance; quería que sus emociones pasaran a una dimensión tangible. Así, empezó a hacer “garabatos”, como él dice, y al momento de contemplarlos en todos veía caras. 

“Entonces ya nada más era como unir los puntos de los ojos, la boca, la nariz, pero el personaje estaba ahí. Primero me negaba mucho a eso porque sentía que la pintura se iba a estancar, que el estilo era muy fuerte, que no a toda la gente le iba a gustar. Me vinieron muchos prejuicios, inseguridades”, recuerda este artista plástico oaxaqueño nacido en 1985.

“Pero conforme lo fui desarrollando, lo fui aceptando. Me di cuenta de que era un proceso de aceptación personal; de aceptarme como soy, de aceptar mi forma de expresarme y ver la vida. Porque a lo mejor es duro confesar que estás deprimido, o triste, eufórico, celoso, enojado. Creo que está hasta un poco mal visto que la gente reconozca que tenemos estos sentimientos tan humanos”, agrega.

Rostros duros ante un futuro esperanzador

Desde el punto de vista de Guty, la vida endurece a las personas con cada problema que atraviesan, lo cual se refleja en sus facciones. En sus personajes, para atenuar esa dureza de rasgos usa colores alegres. Una armonía cromática que le permite compartir su mensaje: “de cualquier manera la vida sigue y hay esperanza”.

“También me gusta hablar un poco acerca del amor, de la esperanza, de cosas bonitas. Por eso en algunas pinturas le pongo corazones a mis personajes. Creo que es fundamental tener esperanza, tener una creencia, una fe”, comenta.

En última instancia, lo que Guty quiere es representar en su trabajo la época que le ha tocado vivir. Entre ellas, el caos social, el sinfín de cosas que provocan preocupación y estrés, incluso la falta de sueño. 

Sin embargo, sabe que la interpretación de su trabajo obedece al contexto personal del espectador. Es decir, lo que las personas ven en sus piezas tiene mucho más que ver con las herramientas con las que ellas cuentan para ver, que con lo que él quiere decir.

“No es lo mismo para una persona que ve muchos cuadros de pintura parecida, como el expresionismo estadounidense o las pinturas alemanas, que manejan mucha violencia en sus trazos y trabajan temas muy crudos, que para alguien que está acostumbrado a ver pintura más colorida, como la de Andriacci aquí en Oaxaca”, puntualiza.

Si bien el trabajo de Guty se ubica en la frontera entre lo figurativo y lo abstracto, cada vez se vuelve más abstracto. Sus personajes conservan rasgos, pero estos son están tan definidos porque ya no se “pelea” con sus cuadros y, por lo tanto, requiere menos trazos para encontrar eso que busca transmitir.