A donde vaya, Jorge Vidals admira las calles repletas de casas. Le gusta ver cómo las construcciones se extienden por los cerros a veces hasta cubrirlos por completo. Es ese paisaje de concreto el motor de un quehacer artístico que lo tiene cautivo desde hace años.
“Muchísimas veces intenté quitarme las casitas, intenté quitarme el paisaje humano. Pero al final de cuentas tienes que buscar tu esencia. Y para mí la esencia es hacer casitas, rellenarlas con colores y hacer una obra multicolor”, confiesa este artista nacido en Oaxaca en 1984.
Dicho apego por las estructuras tiene un origen lejano. De niño Jorge Vidals pensaba en ser arquitecto porque en esa carrera podría dibujar. Le gustaba tanto hacer dibujos y era tal su talento, que sus compañeros de primaria le daban un peso para que les dibujara algo. Hasta sus profesores lo sacaban de clase para que dibujara en el periódico mural.
“Posteriormente descubrí que no necesitaba ser arquitecto para estar dibujando todo el tiempo, y fue que ingresé a la licenciatura en Artes plásticas y visuales en la UABJO”, recuerda.
“Después de hacer mil veces un dibujo, éste agarra diferentes contextos. Un día ya no quise hacer casas con puertas y ventanas, y empecé a hacer como manchas, puras líneas. Es cuestión de componer y luego descomponer todo para lograr algo distinto, algo que surja más natural. Al final de cuentas es una investigación, una depuración de elementos”, explica.
OBRAS CON LA VERSATILIDAD DEL ENCAUSTO
La técnica que más utiliza Jorge Vidals es el encausto; ha experimentado con ella alrededor de 15 años. En su opinión, fundir la cera a 60, 70 grados centígrados le da buena fluidez en la aplicación. Asimismo, combina resinas, como damar con copal, para darle mayor flexibilidad, sobre todo si la aplica sobre tela.
“La cera es tan versátil, que puedes hacerla a tu gusto: más dura, más resistente, más flexible, que soporte mayor cantidad de calor. Si en dado momento quisieras lograr un efecto, puedes hacer que se quiebre, después la vuelves a curar y quedan encaustos increíbles. Podemos incrustar hoja de oro, agregar pigmentos, tintas, carbón…”, indica.
Para este artista, otra ventaja de la cera es que le permite aplicar diversas capas de color y transparencias. De hecho, él la usa pigmentada para establecer un color de fondo, luego agrega capas de textura a la pieza y sobre ellas dibuja.
Aunque el encausto es una técnica recurrente, Jorge Vidals advierte que seguir la receta de su preparación al pie de la letra puede resultar limitante. En teoría, por cada 100 gramos de cera se deben usar 50 mililitros de aguarrás y 50 mililitros de resina. Sin embargo, cada creador debe encontrar las proporciones que le den mejores resultados.
“Es cuestión de que te metas a investigar cuáles son las propiedades del encausto. Es como una alquimia, y el conocimiento es el que te da el soporte técnico. Sin una técnica, sin un conocimiento real o científico de los elementos, no puedes tener un resultado tan deseado”, opina.
JORGE VIDALS Y SU DIÁLOGO CON LA PINTURA
Jorge Vidals no pinta por dinero, sino por la sensación de desahogo y libertad que ello le brinda. Y nunca boceta, pues le gusta que la pieza se construya a sí misma. De esta forma, una vez que empieza a pintar, deja que la obra surja y lo lleve a distintas zonas de manera natural, espontánea.
Por otro lado, cada cuadro lo termina 10 veces. Aunque diga que ya está listo, si lo vuelve a ver le hace algo más. Así, mientras una pintura esté en su taller, no deja de trabajar en ella.
“Es un diálogo que tienes con el cuadro. Vas platicándole cómo te fue hoy, qué te gustaría hacer, qué tienes en la mente”, comenta.
“En mi obra me gusta hablar de conexiones, de que somos individuos sociales y que siempre vamos a estar en comunicación, en constantes encuentros. Por eso hay caminos, cruces, puentes, escaleras. Son todas estas conexiones sociales con las convivimos día a día”, añade Vidals.
En su opinión, es importante que el arte transmita alguna emoción. Para ello, él se esfuerza por realizar un trabajo honesto y auténtico, que revele quién es. Y en ese compartir con el espectador, trata de mandar un mensaje de unión.
“Yo encontré felicidad pintando; encontré esta alegría, esta manera de comunicar, de expresar. Para mí ese es el punto de mi obra: compartir esta felicidad, unir a quien la ve con quien la hace”, asegura Vidals.
“Así hagamos algo realista, algo figurativo, algo abstracto, lo importante es que se vea nuestra esencia. Al saber quiénes somos, qué tenemos adentro, realmente empezamos a crear. O sea, si la obra no logra definirte, no vas por el mejor camino”, concluye.