Yael Mancilla nació en Santiago de Chile en tiempos de la dictadura de Pinochet. De abuela pintora, madre periodista y padre de izquierdas, era una niña tímida cuando ya sentía la necesidad de dibujar. Aun ahora, cada día se levanta para pintar.
Estudió arte en la Universidad Católica de Chile, una formación que le pareció tan conceptual y oscura, que años más tarde se esforzó en desaprender. Por ello, algún tiempo optó por ilustrar libros para niños y escribir poesía.
Las obras de Yael Mancilla son historias y poemas en un principio gestadas desde el dolor y actualmente desde un lugar luminoso, pues en su proceso de vida el arte le ha servido para exorcizar, conjurar y reparar.
Enamorada de Frida Kahlo y Diego Rivera, soñaba con vivir en México. De esta forma, vivió en Oaxaca siete años, periodo durante el cual conoció artistas de oficio natural que no tenían que sujetar sus imágenes a un discurso. Fue aquí donde se dio cuenta de que no podía entender el arte si no lo vinculaba al trabajo social.