César Rodríguez

Oaxaca, 1975

La dama

César Rodríguez considera que no ha logrado separarse de los precursores de la plástica oaxaqueña como Rufino Tamayo, Francisco Toledo o Sergio Hernández. Por ello, tal vez, su búsqueda es constante.

En distintos soportes —lienzos, madera, cerámica, escultura en pequeño formato— ha ido de lo abstracto a lo figurativo a partir de acuarelas, acrílicos, óleos, óleo encausto, serigrafía y grabado láser.

Todo ello lo amalgama con una paleta de color amplia y texturas variadas, así como con esgrafiados y textos inversos. De ahí la vitalidad de su obra.

César Rodríguez tampoco ha dejado de sentirse atraído por la tierra donde creció ni por el puerto de Veracruz, donde estudió Diseño Gráfico. Lo que ha vivido en ambos sitios, su cotidianidad, lo incorpora en su obra: todo tipo de animales y objetos, la figura femenina, canciones, libros, sueños y la noche, que es su momento favorito del día.

Pintura