Oaxaca, 1962-2020
En más de 40 años de trayectoria, Crispín Vayadares no creó obra para complacer al espectador, sino para retarlo y llevarlo por un camino poco transitado de dos sentidos: el figurativismo y la abstracción.
Su vida inició en San Miguel del Puerto, entre haciendas cafetaleras donde su madre recogía granos de café con él amarrado a su espalda. Luego residió en Salina Cruz, hasta que en 1975 decidió mudarse a la Ciudad de México.
En la capital mexicana Crispín Vayadares aprendió a pintar viendo cuadros en las galerías de arte. Más tarde conoció en Juchitán al pintor Jorge Ortega, quien le enseñó acuarela, y empezó a desarrollar una iconografía única: niños, madonas, enmascarados, amantes, textiles istmeños, animales.
Los óleos “acuarelados” con fondos “tejidos” con los que obtuvo reconocimiento internacional, rompen la bidimensionalidad mediante una técnica que involucra espátula, piedra pomex y pincel.
Crispín Vayadares expuso dentro y fuera de México. En 1993 recibió el Premio de Jurado del certamen All Florida Open, del Museo de Arte Boca Ratón.
Su obra es parte de museos mexicanos, la Casa de las Américas en Cuba, el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica, el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile y el Museo de la Nación de Perú.
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