Nacer en un lugar de tránsito de personas migrantes, como es Ciudad Ixtepec, Oaxaca, forja la identidad de Ezequiel Ortega y lo hace comprender su arte como parte de un conjunto de vivencias y arraigo a su territorio. Es por ello que, para él, crecer como artista comienza desde dentro, ahí donde residen el sonido, la vista, el tacto y los recuerdos.
El río Guigu Bi’cu —río de los perros—, los animales y los seres humanos han acompañado a Ezequiel Ortega durante toda su obra. Con la inocencia de un niño que no deja de sorprenderse, continúa expresando su arte en líneas y sombras, las cuales también representan hacia dónde va.
Su obra nace de la necesidad de exteriorizar aquello que le es difícil decir con palabras; un testimonio de la memoria, la atmósfera, la piel, la figura y el rostro. Su talento ha pasado por varias etapas y procesos, donde lo que importa es el encuentro de espacios para compartir; donde el arte cuestione y halle nuevos enfoques que mantengan vigente su quehacer.
Ezequiel Ortega experimenta con técnicas, que van desde el dibujo a lápiz, el óleo y el acrílico, hasta la acuarela y la gráfica, que le permiten mostrar la forma de pertenecer, de identificarse y de volver al origen.
En sus piezas encontramos temáticas actuales sobre su entorno, además de vivencias personales y colectivas, como el dolor, el espíritu del ser humano, la pérdida de identidad, la guerra y la extinción de los animales, en las que busca capturar el gesto de personas y animales, que es donde se alberga la expresión del alma.
Rosenda Wilde
Being born in a transit place of migrating people, such as Ciudad Ixtepec, Oaxaca, shapes Ezequiel Ortega’s identity, and helps him understand his art as a part of a collection of living experiences and attachment to his territory. That’s why, for him, growing as an artist begins from within, where sounds, sights, touch, and memories reside.
The Guigu Bi’cu river— the river of the dogs—, animals, and humans have accompanied Ezequiel Ortega throughout his entire artistic work. With the innocence of a child who never ceases to be amazed, he continues to express his art in lines and shadows, which also represent where he is headed.
His work stems from the need to externalize what is difficult for him to express in words; a testimony of the memory, the atmosphere, the skin, the figure, and the face. His talent has gone through various stages and processes, where what matters is the encounter of spaces to share; places where art questions, walks, and finds new approaches to keep his work current.
Ezequiel Ortega experiments with themes and techniques ranging from pencil drawing, oil and acrylic, to watercolor, and graphic arts, allowing him to show a way of belonging, identifying oneself, and returning to the origin.
In his work, we find current themes about his environment, as well as personal and collective experiences, such as the human spirit, the loss of identity, pain, war, and animal extinction, in which he seeks to capture the gesture of people and animals that, for the artist, it is where the expression of the soul is being embodied.
Rosenda Wilde
Input your search keywords and press Enter.