Emiliano López Javier, 45 años en el oficio artístico

Emiliano López Javier era caricaturista; hacía cartones políticos que le pagaban a 50 pesos cuando se encontró con la pintura y supo que a ella se dedicaría. De eso hace ya 45 años, tiempo durante el cual además de óleos, acuarelas y gouaches ha trabajado grabado, litografía, serigrafía, xilografía, escultura y cerámica.

“Qué lo lleva a uno a ser artista es una pregunta muy interesante porque yo creo que todos, cuando somos niños, tenemos el mismo potencial. Todos empezamos dibujando, pero depende mucho de tu entorno. En mi caso, vengo de una familia donde la mayoría pinta”, comenta este artista oriundo de Valle Nacional.

“Yo para la escuela no funcionaba; en mis cuadernos no hacía otra cosa mas que dibujos. Pero los maestros se dieron cuenta de mi inclinación y me animaron, me dijeron tú vas a ser el que va a pasar al pizarrón a hacer los dibujos”, recuerda.

Sin embargo, sabe que la gran mayoría de los infantes no corre con su misma suerte. Por ello, señala la importancia de motivar y guiar a los menores de edad para que se interesen en las artes, descubran su talento y puedan formarse en una actividad tan enriquecedora para el ser humano.

Un mundo de sentimientos y técnicas

Emiliano López Javier abarca diversas técnicas porque, para él, ser pintor significa ser multidisciplinario y obtener el máximo potencial de una idea a través de diferentes elementos. Por esa misma razón, en vez de preconcebir sus obras, prefiere dejar que todo fluya en el momento.

En jornadas de trabajo que califica de individualistas, puesto que se encierra en él mismo, este artista usa como herramientas cualquier cosa que tenga a la mano: navajas, puntas, clavos… No obstante, las múltiples horas que pasa en su taller le resultan terapéuticas. Al perderse en una pieza, dice, se desestresa y eso lo ayuda a mantener su vida en equilibrio.

Entre las creaciones más recientes de Emiliano López Javier se encuentran tablas de formato pequeño con hojas de oro y de plata, acuarelas, gouaches y esgrafiado, que le permiten jugar con las medidas y composición de la pieza final. Es decir, cada tabla es única y se pueden poner tantas como se desee para formar una sola obra. 

 “Explicar qué expresa tu pintura es de lo más difícil porque es como decir explícame una poesía, porque esto también es de sentimientos. Empiezas con una cosa muy pequeñita y conforme te vas adentrando en el trabajo vas formando todo un mundo. El resultado es información tuya y de todo lo que te rodea”, indica.

“A través del tiempo uno va analizando lo que hace; te vuelves más crítico, tratas de ser lo más libre posible, que no esté tan sobada la cosa. Me gusta mucho leer, entonces lo que yo plasmo tiene bastante que ver con literatura, básicamente es mi fuente de inspiración”, concluye Emiliano López Javier.