El temperamento inquieto de Hermann Orduña, así como su atracción por las diferentes culturas, lenguas y países, lo ha llevado a crear una obra que entremezcla un amplio abanico de corrientes artísticas, culminando en un estilo muy particular.
La estética intrincada y exótica de sus piezas, influenciadas por el arte, el misticismo y el folclor mexicanos, han mutado a lo largo de su carrera debido a su nomadismo y su costumbre al cambio continuo desde temprana edad.
Nacido en la Ciudad de México, creció en la frontera norte del país, pero también ha vivido en Michoacán, Morelia y Oaxaca. En este último sitio fue donde descubrió que su gusto por dibujar y crear era en realidad una fascinación por las artes.
Con estudios en arquitectura y artes plásticas, se mudó a Barcelona por 10 años, tiempo durante el cual colaboró con diversos artistas y abrió el estudio La Rueda. Desde 2012, reside en Palma de Mallorca.
Hermann Orduña no le teme al color ni a las formas que, de manera natural, surgen en sus fondos. La naturaleza y su dios habitan en la gran mayoría de sus creaciones, las cuales han sido expuestas fuera de México, en ciudades como Frankfurt, Viena, Varsovia, Londres, Madrid y Barcelona.