La fuente de inspiración de Román Andrade Llaguno es el ambiente familiar, las tradiciones y las cosas cotidianas: objetos, animales, casas, insectos, cielos estrellados. Pero sobre todo, sucesos que se encapsulan en la mente, y que después de un tiempo se vuelven revelaciones frente al papel o la tela.
Así, mediante personajes ingrávidos, en vuelo, como la mente libre, sin ataduras, este artista busca revivir en el espectador alegrías, ilusiones y recuerdos. Entre ambos emergen fragmentos de un mundo mágico, creado con color intenso sin mezcla, como lo usan los tejedores desde tiempos milenarios.
Describiendo cosas tan sencillas y hermosas como el vuelo de la mariposa, el ir y venir del gato sobre el tejado, el coqueteo del día con la noche, el abrazo de la madre al hijo o el árbol que desde siempre ha estado ahí, este artista oriundo de San Juan Etla no repara en si el cielo es rojo hoy, el sábado azul o verde en octubre, pues de todo dispone para crear.
Bajo el tema del realismo mágico, de un arte poético que lo identifica, Román Andrade Llaguno ha conquistado uno de los lenguajes más puros, pues la suya es una obra vibrante, llena de audacia pero a la vez de seguridad y buen rumbo.