Fulgencio Lazo y la migración a través del arte

La historia de la humanidad es un continuo de migraciones. Sin embargo, la migración actual se ha convertido en una crisis que lleva a reflexionar sobre justicia social e identidad. Fulgencio Lazo, como pintor de origen zapoteco-mixteco radicado en Estados Unidos, sabe lo que significa ser migrante, por ello contribuye a la búsqueda de soluciones a partir del arte.

“Yo ya tengo 34 años fuera; he vivido más años fuera de Oaxaca que en Oaxaca, pero nunca debes olvidar de dónde vienes. Como pintor viviendo fuera, donde estás viendo la cuestión migratoria, la cuestión de la discriminación, la cuestión de la justicia social, hay muchas cosas que necesitas expresar”, comenta Lazo. 

En la década de 1980, tras estudiar grabado en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Lazo empezó a trabajar como asistente del maestro Shinzaburo Takeda. Esto lo llevó a viajar a Seattle, Washington, para estudiar litografía en el Cornish College of the Arts.

“Los japoneses nos habían dado dos prensas litográficas para la universidad, pero no había profesores que supieran usarlas. Entonces el maestro Takeda me consiguió una beca para ir a Seattle a estudiar litografía y regresar a dar clases a la universidad”, recuerda. 
“Estuve seis meses haciendo litografía en piedra y en aluminio; era otra cosa, ellos estaban muy adelantados en el tema. Pero no me gustó para nada porque llegué sin hablar inglés, y bien oaxaqueño extrañaba la comida. Era un choque cultural brutal. Pero me aguanté, me metí de lleno y luego conocí a mi actual esposa. El amor me llegó y todo cambió”, agrega.

Vivir la migración en carne propia

Fulgencio Lazo decidió irse a vivir a Seattle y formar una familia. En territorio estadounidense buscó un camino para expresar de dónde venía y hablar de su cultura. Sin embargo, no podía decirlo con palabras, sino a través de sus pinturas, de sus colores.

“Yo no puedo negar que vengo de una cuestión cultural de zapotecos y mixtecos, con la cual me identifico. Toda la riqueza de la música que hay, la comida, las danzas, lo llevo a la tela, recordando un poco lo que viví en mi infancia. Trato de sacar todo eso; de decir esto yo lo viví y darle un cauce para que la gente lo entienda. No importa si no les gusta, pero que lo entiendan”, explica Lazo.

Para este pintor nacido en 1966, vivir en otro país durante un periodo largo de tiempo ha incrementado su necesidad por tener una identidad y pertenecer a una comunidad. Al mismo tiempo, enfrentar discriminaciones e injusticias sociales ha cambiado su forma de ver el mundo. 

“Si tienes un nombre, como que te respetan, te escuchan. Porque a veces dices que eres pintor y sí te ven diferente. Tengo muchos amigos pero, como le digo a mi esposa, son mis amigos porque soy pintor, porque tener al amigo pintor te da estatus. Por otro lado, sigues siendo discriminado porque no dejas de ser chaparro, con pelo negro. Tienes que vivir y lidiar con eso, y tratar de hablarlo”, asegura.

El arte como herramienta para alzar la voz

Debido a que Fulgencio Lazo está involucrado con la comunidad latina en Seattle, ha aprovechado su reconocimiento como pintor para luchar por buenas causas. Está convencido de que esa es una forma de beneficiar a generaciones jóvenes y venideras.

“Los que van a terminar ganando con todo esto son nuestros hijos. Si no les das esa riqueza, si no son conscientes de que son biculturales, no saben los pobres a dónde van y de ahí su inseguridad y sus problemas”, indica.

Así, hace 25 años Lazo fue uno de los fundadores de Casa Latina. Este espacio surgió ante la necesidad de los inmigrantes de aprender inglés y de buscar trabajo. Hasta la fecha, apoya a esta organización civil con una subasta anual de arte para reunir fondos. Sin embargo, su colaboración con la causa migrante no termina ahí.

“Formé Studio Lazo. Es mi taller, pero también ahí hacemos eventos de música, de poesía, un festival del Día del Niño enfocado en las artes… todo gratuito y en español. Las nuevas generaciones ya no están hablando en español, sino en inglés, y están teniendo muchos problemas de identidad. No son ni aceptados allá, ni aceptados acá. Y nosotros somos los culpables, los padres”, señala.

Para llevar a cabo dichas actividades, explica Lazo, desde hace 15 años solicitan recursos del estado y la ciudad destinados para promociones culturales que realmente llegan a la comunidad. Asimismo, organizan una Guelaguetza apegados al origen de esta fiesta.

“Nosotros sabemos qué significa; no es la Guelaguetza que tenemos en Oaxaca. Qué bonito lo de bailar y todo eso, pero si vamos al fondo la que nos presentan es un show. Y se respeta, pero nosotros sí hacemos la Guelaguetza con el concepto de dar y recibir, porque eso es lo que somos. Hay un muertito, vas y cooperas; hay una fiesta, vas y cooperas, siempre estás dispuesto. Entonces hay que rescatar lo que realmente significa: apoyo mutuo. Y ese concepto nos sirve mucho a nosotros como migrantes estando fuera porque si no nos apoyamos, no vamos a tener fuerza”, apunta.

Fulgencio Lazo reconoce que el haberse formado con el maestro Takeda, cuya filosofía implica pensar en los demás y apoyarlos, lo ha motivado a apoyar al que viene abajo. “Finalmente, de eso se trata. A veces me desvío mucho y tengo que meterme en mi camino porque soy pintor. Entonces trato de hacer un equilibrio, pero yo creo que es importante trabajar y colaborar con la comunidad.”

“Yo podría estar metido en mi taller, produciendo porque necesito exponer, pensando en mí. Pero si puedes alzar la voz y decir lo que está pasando, como en cuestiones de justicia social que está terrible, la cuestión de las artes plásticas es un arma muy buena”, concluye.